viernes, 6 de junio de 2014

Diagnóstico acertado

Entré a la consulta del doctor con más miedo que vergüenza tratando de disimular  la inquietud que me quemaba por dentro.
Una vez allí sentadas mi madre y habiéndole entregado todas las pruebas realizadas los días anteriores, escuchamos atentamente lo que el doctor nos iba a comunicar..."Vistas las pruebas y la sintomatología le tengo que comunicar que lo que usted padece es una enfermedad autoinmune llamada "Lupus Eritematoso Sistémico".

Mi reacción fue muy buena, ya casi había terminado de asumir lo que ese diagnóstico significaba, ahora me quedaba la tarea más difícil, vivir con él.



La verdad es que el doctor nos explicó muy bien punto por punto lo que esta enfermedad suponía y la manera de proceder.

También me prescribió la medicación adaptada al estadío de mi enfermedad y aunque me dio cita para un mes y medio y bajarme la dosis se aseguró de que entendiera lo importante que esta es en el tratamiento y que podría llegar a tener medicación de por vida.


Salimos de la consulta y tras comunicárselo a mi padre nos dirigimos a la consulta del oftalmólogo, ya que debido a uno de los medicamentos que me prescribieron, en concreto uno que también es para la malaria, tengo que hacerme controles oculares cada 6 meses (por lo visto puede afectar a la visión).

Tras la comprobación de que mi fondo de ojo estaba en buen estado el oftalmólogo me dio el visto bueno para comenzar el tratamiento.

De camino al parking donde habíamos dejado el coche se me ocurrió ponerlos en contacto con alguna asociación de Madrid para estar más informados y poder colaborar. Suerte la nuestra que cuando lo miré por internet la asociación estaba a diez minutos de allí por lo que nos dirigimos directamente a visitarla.

Conseguimos aparcar y bajamos del coche, comenzaba a llover cuando nos dimos cuenta de que estaba cerrada y que nos deberíamos de poner en contacto con ellos por teléfono o e-mail para concertar una cita. A día de hoy aún no me han respondido al e-mail pero tengo fe en ellos y que contestaran tarde o temprano.

Cuando llegué a casa se lo comuniqué a mi pareja, que de forma comprensiva escuchó  todo sobre la enfermedad.

 Se acababa el día y por fín, después de muchos días, iba a poder dormir tranquila.




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